Quisiera elevarme del suelo y flotar sin más,
dejarme llevar por el viento sin importar certidumbres,
sin precisar caminos y sin apegos ni cargas.
Pero me pego al suelo, bajo el peso de lo incierto,
con los lastres de la impotencia y la indecisión,
dudando de todo por momentos,
en ocasiones temiéndolo todo.
Y me arrastro, me siento, me levanto y me tumbo,
y suelto amarras sin deshacer nudos,
y emprendo el vuelo sin alas y sin escoba,
y lloro mientras sonrío y río partida en mil pedazos,
y camino sin moverme y retrocedo avanzando,
y sin darme cuenta de cómo, vivo.
Precioso, simplemente precioso.
ResponderEliminarGracias.
Ave Fenix.
Muchas gracias, Ave Fénix (por cierto, ese es mi otro nombre, y no creo que sea ninguna casualidad).
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